Don Pan hubo pronunciado estas palabras, cuando Tomate corrió a esconderse detrás de Coliflor, quien estaba temblando como un flan.
- Ey, narrador, a mi no me metas en todo esto - replicó Flan, que estaba mirando toda la escena desde la balda del refrigerador.
- No te metas, insolente - aulló Pan -, tú no tienes huevos.
- Es lo malo de estar hecho de vainilla - contestó el interfecto -, pero al menos no engordo tanto como hacen tus migas, que por eso los obesos estan como están, ¡enemigo de la salud!
- Al pan, pan, y a mí lo mío- dijo Vino, tranquilamente acostado en la parte de abajo de la repisa -. Me habéis despertado, panda de idiotas. Por culpa vuestra me voy a picar y no va a haber borracho que quiera beberme.
- ¡Dios mio Coliflor, nuestro plan se va a ir al traste! - sollozaba Tomate - De seguir así, ¡jamás derrotaremos a Bocadillo Vil, yo me empezaré a poner pocho y ya solo valdré para gazpacho!
- O tal vez algo peor...
Del fondo de la nevera se escuchó una voz tenebrosa, y rápidamente apareció rodando él...Uncle Williams, el bote de ketchup de todo burguer de pueblo.
- ¡¡Mis antepasados muertos y hechos puré!! ¡NOOOOO! - Tomate no daba crédito ante la visión de aquel enorme bote rojo, que parecía llevar siglos allí dentro, tal era la escarcha acumulada en su boquilla.
- Yo os ayudaré a acabar con Vil - dijo Ketchup -, aunque sea lo último que haga. Y no temas Tomate, a tí no te engulliré.
- ¡Jamás derrotarás a mis vástagos si yo estoy vivo! - desafió Pan.
- Entonces tendremos que tostarte - dijo Sartén.
Y fue entonces que se abrieron de repente 2 cajones de la cocina, de los cuales salieron Tabla de Madera y Cuchillo de Serrucho, quienes rebanaron a Pan en un santiamén. Y tras haber calentado a Sartén (que ya estaba bastante caliente y tenía ya bastante experiencia a juzgar por la pérdida de teflón de su superficie), tostaron a Pan sin compasión, ante la atónita mirada de Chorizo, fiel amigo de Pan, quien no podía moverse, pues su envase era al vacío. Todo fue inmediato, apenas unas décimas de segundo. Tal es la ferocidad culinaria.
- Y ahora, acabemos con esto de una vez - rugió Williams.
En un par de ágiles movimientos, abrió a Vil por la mitad, y de la boquilla manó el rojo cáliz que acabaría por destruir el sabor original de Vil. Nadie querría comer ese bocadillo si había sido profanado con ketchup.
- ¡NOOOOO! ¡MIS ENTRAÑAS ESTÁN ARDIENDO! - fueron las últimas palabras de Vil, antes de cerrar su tapa en un póstumo movimiento, que hizo rezumar el ketchup por los bordes.
Uncle Williams estaba casi vacio...su tiempo estaba cumplido. Pero moría feliz de saber que había acabado con la tiranía de Vil...al menos por el momento.
Continuará...
jueves, 7 de junio de 2007
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