lunes, 31 de mayo de 2010

Robin Hood ( o el intento de serlo)

Bueno, después de ver Robin Hood en el cine con mi querido autor de la critica que vais a leer, he decidido dejar paso a Dravel para que os cuente con sus palabras lo divertidisima que fue la peli. Me pregunto que habrán dicho los de Cinecutre...


Por Dravel BlackEdge:

He aquí el Robin máximo, he aquí el máximo Robin.
Esta entrega de Scott ratifica un hecho que dentro de poco tiempo se convertirá en una constante: si vas al cine a ver películas inspiradas en alguna obra o algo que ya se haya hecho/escrito/filmado, asegúrate de ir en la más absoluta de las ignorancias, ya que el mínimo conocimiento sobre la obra original garantiza úlceras y vomitonas variadas, más aún si ya presentas cuadros de alergia a los elementos de Hollywood más trillados. Scott también demuestra que llegados a un punto, no hay persona que sepa dar un sello de calidad indiscutible en una película, porque tarde o temprano, confías en un nombre (actor, director, extra o mono que trae los helados al reparto) y de repente te encontrarás saboreando caca líquida en formato celuloide. Por si no nos había bastado con encontrarnos a Cameron inflando su Avatar hasta descubrir finalmente un Pocahontas 3-D versión ultra-extendida, esta vez Scott, vuelve a la carga con Crowe para darnos…

- Robin Décimo Meridio: el retorno del taquillazo inminente.
A la mierda con las dos excusas mas básicas para justificar una pifia monumental:
- No me vale con decir que “es entretenida”: dura demasiado y no aguanta la más mínima exigencia tanto de precisión histórica como de ritmo en la película. Solo sabe cuidar lo que últimamente abunda en las superproducciones: buena fotografía (mayormente tomas de helicóptero sobre paisajes bonitos), buen vestuario y un reparto de la ostia. Pero eso no es sinónimo de buena película. Aunque quizás, por querer justificar el precio de la entrada, estaríamos dispuestos a defender una chusta de muchos millones, antes que reconocer que nos la han vuelto a jugar y a cagarse en nuestra boca.

- No me vale decir que es una “adaptación libre”, porque no se cuantos de por aquí, pero yo al menos estoy hasta las pelotas de que le pongan cualquier nombre vendible a cualquier cosa nauseabunda, como un Trademark, que asegure un ratio de ventas… Provocando generalmente una sensación de estafa similar a la que siento cuando voy a ver una película sobre un videojuego y me encuentro un tordo del tamaño de un Boeing. Pues aquí, lo mismo, pero degenerando, hasta el extremo de cargarse un personaje de la talla de Robin Hood.
Según la visión de Scott (libro de cuentos a lo Shrek de por medio), Robin Decimo Meridio empezó sus andanzas como un honrado trilero a las órdenes de Ricardo Corazón de León. La chancla que tenía por boca, hizo que lo encerraran junto con sus compañeros de trifulca tabernaria, y les dieran a todos unas entradas de palco VIP para presenciar la toma de uno de los castillos que Ricardo asaltaba mientras hacía su Cruzada de vuelta y vuelta. Pese a la presión de los soldados británicos, un francotirador presente entre el público asediado, fue capaz de endosarle una saeta al rey en todo el gaznate, ante la atónita mirada de sus incompetentes guardaespaldas que solo saben llamar a un médico medieval (¿Quién no los conoce?) mientras su amado rey palma miserablemente. Como es evidente, semejante patada a los libros de historia no puede quedar sin una reacción igual de inverosímil, por lo que la muerte del rey, deja automáticamente en libertad a Robin y su cuadrilla de estafadores con principios.

En su huida, les toca la lotería: los incompetentes encargados de la protección del Rey Ricardo ahora encabezan el pelotón encargado de llevar su corona de vuelta a Inglaterra. Su ineptitud les hace caer en una emboscada. Ésta será la segunda y penúltima vez que veremos a Robin utilizando un arco, para dejar a un mercenario calvito, que hace de doublecrosser (agente a dos bandas, arrejuntado con Felipe de Francia y con Juan sin Tierra, hermano de Ricardo) con una cicatriz en la cara, quizás porque el calvito sentía envidia de Jerjes y el arreglo que le había hecho Leonidas en 300.

Consagrado Robin Leónidas como arquero y maestro en el tatoo-piercing gracias a la inefable cámara lenta, vuelve a reflejar su actitud trapera choriceando la armadura y el DNI de los estúpidos caballeros emboscados, y además acepta el encargo de uno de los moribundos caballeros, de llevar una espada a su dueño, por allá por Sherwood. Como trileros, expresidiarios, ladrones y saqueadores con principios, Robin y sus compinches no dudan en aceptar el encargo a lo transporter, para lo cual, contarán nada menos que con el caballo del Rey Ricardo. Se suben al barco de vuelta a Inglaterra, a la espera de la vidorra que les depara como suplantadores de identidad de una cuadrilla de nobles ineptos.

El chasco que se llevan es de órdago cuando Robin Statham descubre que ha suplantado la identidad de un noble igual de chorizo y moroso que él, por lo que el príncipe Juan, nombrado Rey en cuestión de segundos (así de moderna era la burocracia real de Inglaterra), le da y después le quita un anillo que seguramente podría trocar por unas cuantas perdices.

Dispuesto a cumplir su encargo, llega con su tropel a Sherwood, donde se hace pasar por el noble al cual le ha quitado el DNI. El padre del muchacho, un viejo ciego y demente, lo acepta como hijo para poder conservar el cargo como edil concejal de urbanismo del lugar, y le monta al muchacho un matrimonio de conveniencia con Lady Marian para tal propósito. No va a tener sexo de conveniencia de momento, ya que la vieja y arrugada joven le advierte de una daga que guarda justo debajo del cinturón de castidad.

El anciano alucinógeno pronto le tratará mejor que a Marian, por lo que podríamos incidir en que éste se vio reflejado como joven delincuente en Robin, posiblemente por la manera que tuviera de alcanzar el cargo como concejal. Por desgracia, no buscará matrimonios de conveniencia para los otros anónimos criminales amiguetes de Robin, pero de sus bajos instintos ya sabrían surtir las abundantes meretrices de Sherwood y el licor de Fray Tuck, que probablemente en sus ratos libres, exportara dicha bebida a las minas de Moria, consiguiendo así, los estipendios necesarios para llenar su oronda panza en un pueblo en crisis como Sherwood.

Robin y Tuck, como buenos forajidos, no tardarían en hacerse amigos después de un debate sobre economía del grano y poniendo de por medio una pelea dialéctica. Por supuesto, Robin, como buen forajido y hombre de a pie, va todo el día en caballo, se ve que jugar al Assassin’s creed hace mucho daño, y ya que Sherwood no ofrece muchos edificios para hacer Parkour…

Ah si, y ya de paso, presentan al sheriff local.

De esa manera, Sir Robin Treepwood empieza a desencriptar su pasado como hijo de un laborista viajero del tiempo. Esto solo será posible gracias a los relatos del viejo alucinógeno y a las arenas de la memoria: un instrumento indispensable para hacer recordar cosas absolutamente olvidadas. Para colmo, estos recuerdos-exigencias de guión le dan a Robin un nuevo significado a su vida: “Ver Leones por Corderos… y luchar contra la tiranía del nuevo rey Juan, que ahora se dedica a subir los impuestos para costearse la vidorra”.

Para lo cual rescatará de un cofre de piedra, una “constitución medieval” (¿Quién no las conoce?).

Mientras tanto, el rey Juan se cansa de entroncharse a una francesa, mientras su hombre de confianza, el calvito de la cicatriz, se la esta por jugar junto con el rey de Francia. La mamá del Rey y la francesa le pegan en el hocico con un periódico enrollado y meado para que deje de subir los impuestos y se prepare para ahostiarse con los franceses que se está trayendo bajo la manta el Joker calvo.
Ah si, y en el saqueo a los pueblos, al Sheriff le parten la cara y queda como el ojete.

Pero claro, eso de saquear y quemar mapas a lo Bonanza no va muy en consonancia con pedirle a la gente que luche a tu lado contra la invasión francesa. Así que Sir Robin Brown le obliga a ratificar la constitución de su padre viajero del tiempo. Juan, también tambaleándose entre la astucia más aguda para usurpar el trono y la estupidez más catastrófica de dejarse cagar por el Joker calvo, lo deja en un “ya veremos”.

A todo esto, qué duda cabe que cuando dos actores (hombre y mujer) se encuentran en una película, si no se lían… Es que algo se ha hecho mal. Robin y Marian ya están coladísimos (en su estilo de “amor medieval paleto”, ritual que culmina con música irlandesa posiblemente a cargo de MC William Wallace, otra cosa muy común en la Inglaterra del siglo XII)

El caso es que ya esta todo listo para el único momento epic de toda la maldita película. Dos horas y pico después de semejante culebrón, una pila de caballeros se dirigen hacia la costa para darse de hostias con los franchutes, que llegan imitando a la compañía Able, mientras los arqueros automáticos británicos les esperan en los bunkers del acantilado. El rey francés, acojonado por ver a una cuadrilla de caballeros, se lamenta de no haber llevado más que un puñado de soldaditos, estilo la avanzadilla de Tariq. Robin Décimo Meridio ve en este instante el momento más apropiado para dejar a los arqueros en el acantilado e ir con su caballo V8 Edición limitada Rey Ricardo a darse de toñas con los franceses. No sin antes recoger al vuelo una espada.

Se verá sorprendido de ver cómo Lady Marian, otrora una muchacha algo peleona, pero una villana con “gotas de sangre noble” como ella dice, guardaba también, bajo su cinturón de castidad, una armadura completa, de más calidad que la choriceada por Robin y sus saqueadores, y se dispone a vengarse del Joker calvo, el asesino de su suegro el anciano alucinado.

Dispuesto a defender a su arrugada y falsa prometida, Máximo recogerá otra espada al vuelo y se lanzará a pegarse con el Joker, que mientras tanto, estará jugando a hacer ahogadillas a la pobre Marian, poco o nada acostumbrada a ir con una armadura, y sin escudero.

Salvada la rugosa Marian, el Joker calvo pecará de cobarde. Su cobardía será remediada por Robin, que usará por última vez su arco, para disparar una (1) flecha, suficiente para cargarse al calvorota, que a estas alturas parece haber quedado como un triste intento de malo final para la peli. El rey franchute se termina de acojonar y pega la vuelta, quizás volverá otro día a la misma bat-hora en el mismo bat-canal.

De vuelta a casa, a Juan le vuelve a dar uno de sus cambios de humor, y se limpia el culo con la constitución medieval del papá de Robin Máximo.
Finalmente a Máximo el Suplantador le dan, por decreto ley, el nombre de Hood (chan-chan)… Robin Hood (chan-chan). Cae una flecha (se desconoce sobre si fue realmente Robin el tirador), y, como dice la última página del libro de Shrek de Scott (la misma que usaremos antes de salir del excusado) “La leyenda de Robin Hood da comienzo” o lo que es lo mismo: El timo se ha consumado, y nos han vendido un Robin Hood mas tangao que una película “engaña-abuelos”, y el resto de película de Robin Hood, te la tienes que imaginar, aunque te ayudan con unos dibujitos animados tolanchos durante los créditos. Gracias Scott.

En general, no seamos tan ácidos, la película llega incluso a entretener, pero hay varias cosas que pueden chocar.
- A los que han jugado al Age of Empires 2, o han visto Braveheart (breijart para los amigos), les chocará esa multiculturalidad británica-celta que profesan en Sherwood
- A los que han visto cualquier simil de Robin Hood (sea la de Disney o la de Costner), les chocará, aparte de todo, el carácter abiertamente criminal y farsante de Robin. Y el papel totalmente ultrajado de un Rey Ricardo que queda como un imprudente y un estúpido (Además de morir antes de tiempo y de forma incorrecta), y un príncipe Juan que pone cara de malo, pero en realidad es simple y llanamente subnormal perdido.
- A los que tienen una mínima noción del personaje de Robin Hood, les impresionará esa idea del “Robin de melé”, o lo que es lo mismo, ver a lo que generalmente retratan como un ágil bribón con arco, convertido en un mostrenco más parecido a Chris Redfield repartiendo hostias como panes, dejando el arco únicamente para las escenas con cámara lenta. Y posiblemente, para ayudar a los mensajeros de Juan a colgar carteles en los árboles. Qué amable.
- A los que tengan un conocimiento de historia a nivel de ESO (esto es, a nivel LOGSE), les impresionará que Inglaterra fuera un país pionero en constituciones, y que en el Medievo, momento de matanzas bárbaras y cruzadas sangrientas, existiera la figura del “médico”, al que se lo llama en medio del combate para evitar que el Rey caiga en batalla, y que no se asemejara más a la figura del “cirujano” presente en las películas rollo “el patriota” o “tiempos de gloria”. Pioneros sin duda, los ingleses de Scott. Posteriores visitas a la Wikipedia me hicieron saber que el rey Ricardo efectivamente fue herido durante un asedio con una flecha en el hombro, cerca del cuello. Pero esto no le causaría la muerte. Le daría incluso tiempo de volver y morir en manos de su madre. Y lo que es más, el reinado de Juan sin Tierra, tardaría en llegar, ya que tendría que lidiar con otros aspirantes al trono. Sin embargo, sobre si Juan eliminó a sus contrincantes asesinándolos o si Ricardo le dejó el trono de forma póstuma, es algo que no se ha podido constatar de forma excesivamente sólida.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Descuentos!!!

Mirad, estoy en la biblioteca pasando apuntes y cuando he echado un vistacito a las noticias por internet, me he tenido que salir de la sala porque he encontrado algo que me ha provocado una intensa carcajada y muchos de vosotros/as sabeis que pasa cuando ocurre eso....

"La Junta de Andalucía ofrece rebajas para abortar presentando el carné joven"
LIBERTAD DIGITAL

“Es un servicio que contratamos y un descuento cualquiera, como encuentra el joven cuando quiere ir a cines, teatros y este tipo de cosas”, afirman con toda tranquilidad desde la Clínica abortista Heliopolis en Sevilla. Este centro se define como una “clínica privada, con conciertos con la Seguridad Social” y añade que “contrata este servicio con la Junta desde hace años para ofrecer descuentos a las jóvenes”.

....entre eso...y el mojón de acontecimientos que tenemos debido a la crisis y a los esperpentos que nos gobiernan...Bungholio quiere advertir que a partir de ahora no se hará responsable de las críticas escupidas a modo de fluidos bucales sobre la puerta del Congreso de los di-putados y sobretodo sobre la menestra de igualdad y asuntos socialistas y socialistos.

Yo estoy por mandarles a la mierda con el poop senders y que conste que sería un tremendo esfuerzo de rehabilitación de esta gentuza. Y también un gasto enorme a mi cuenta, porque imaginad los kilos de pupus que tendría que mandar. Pobres elefantes, me acusaría de explotación laboral.

¿Os imaginais la escena?

Y lo peor es que Rigachufa se quedaría sin divisas. Imaginaos la escena juvenil.

Van por la calle dos adolescentes...

-Tia, tia, tia, joder, MIERDA, me he quedado preñada!!!
-Ah tia, que pasó? se te rompió el condon?
-No sé tia, fuimos al cine a ver Crepusculo y el muy cabrón se puso a hacer el vampiro a oscuras en el cine y claro, yo de ver al Cullen con brillantitos pues me puse burrísima y llevaba las braguitas esas tan monas que me compré en el Corte Ingles con mi descuento de empleada y una cosa llevó a la otra....y....
-Tia, pues no pasa nada, eso nos pasa a todas, joder, bueno pues ve a la clinica y usas el carnet de joven que te hacen un 20 % de descuento, joder tia, la proxima vez tomate enseguida despues de hacerlo la pastilla del dia despues y ya.
-Ains, tia, gracias, no sé que haria yo sin amigas como tu...


En fin, que así va a ser la cosa, los del Diario de Patricia se estan frotando las manos ya con este nivel cultural que estamos viviendo...huh...huh...or something..